En el límite
Voy a ponerme, permítanmelo, en el borde entre lo científico y lo seudotal. Con cuidado, sin deambular en esoterismos varios. Al hilo de la entrada Vida en el infierno acerca de los organismos extremófilos en amazings.es, me surgen varias preguntas: ¿estos seres extremos han evolucionado de ancestros que vivían en condiciones digamos más benevolentes? ¿son una escisión muy pretérita de las primeras formas de vida, una adaptación? ¿o son formas de vida diferentes por haber surgido de forma independiente?
Igual la respuesta a esto es sólo un punto de vista; de hasta dónde retroceder para marcar la diferencia. Un organismo extraterrestre podría dar más pistas en este sentido, aunque quizá entonces habría que preguntarse si la propia vida en la Tierra no tiene también un origen fuera de ella.
En todo caso, a mí me cuenta una historia en la que la vida, pese a parecer accidental, es del todo necesaria. No hablo de un dios meticuloso que empuja a su aparición. Hablo de que quizá las reglas del universo, en su último término, tienen estas consecuencias. Reglas quizá simples, pero que al manejarse con tanta variable ocurre, como en el juego del Go, que aparecen objetos complejos y consecuencias aparentemente inesperadas.
De algo parecido se habla en "El segundo secreto de la vida", del matemático y divulgador Ian Stewart, donde se exponen ideas, o más bien preguntas, al respecto. Desde mi punto de vista, tiene toda la pinta de que la vida sea inevitable, y ojalá averiguáramos por qué, ciencia mediante.